Al aproximarse a las pinturas figurativistas del estadounidense Jim McKeon, lo primero que puede saltar a la vista son los destellos de luminosidad en los personajes y escenarios que retrata, incluso cuando parece tratarse de situaciones de adversidad; es una especie de emanación que sale de los cuerpos, el brillo que estalla en momentos de realización del ser humano. Luego aparecerán los contrastes en la temática, realidades sociales conflictivas retratadas con colores vivos y brillantes, por momentos rozando la vistosidad de los afiches publicitarios.
Por otra parte, técnica artística y disposición mental parecen conjugarse en el arte de este aventurero, viajero por más de 50 países. Jim McKeon es un optimista, aunque si vamos más a fondo, diríamos, con Nietzsche, que McKeon practica una cultura de la alegría y de la afirmación. Su vibra es muy positiva; da la impresión de ser un personaje energético y espontáneo que se mueve por la vida buscando generar cooperaciones con base en afinidades.
McKeon en Santa Cruz
Gracias a la residencia que hizo en Kiosko Galería en Santa Cruz en el último trimestre del año, tuvimos la oportunidad de encontrarnos y caminar por el centro de la ciudad poco antes de su retorno. Recorriendo el centro por la calle René Moreno, fuimos a comer unas tradicionales salteñas cruceñas. Toda la conversación fue en inglés: yo quería indagar más sobre su manera de abordar la pintura y él quería entender más detalles de la escena artística boliviana.
Jim ya había conocido en sus dos meses de estadía casi todos los buenos lugares para comer en el centro, había estado en los mercados más populares y también visitado algunas casas de personas muy pudientes que se interesaron en sus pinturas. Pero lo que tenía más reluciente en la memoria era el haber pintado en vivo uno de sus cuadros dos días antes, como parte de un evento con música electrónica, a cielo abierto, en la terraza de un espacio cultural alternativo. Jim parecía respirar todavía aquella frescura de la noche cruceña, recordando con regocijo la enorme energía que le donó aquel evento.
Jim McKeon vive con su esposa Christine en North Carolina en los Estados Unidos. En ese momento hacía más de dos meses que no volvía a su hogar por las ocupaciones de su vida como artista. Conoció La Paz hace algunas décadas y esta era su primera vez en Santa Cruz. El producto de su residencia en Kiosko Galería fueron tres cuadros de óleo sobre lienzo, uno de ellos dedicado a las cholitas escaladoras de El Alto. ¿Pero qué tenía que ver el artista con las cholitas escaladoras? Jim comentó estos detalles:
La inspiración en McKeon
«Estuve indagando mucho sobre algo que quería retratar desde aquí. Me conmovió un documental donde vi las proezas que realizan las cholitas en sus escaladas. Pero vi que a una de ellas le preguntaban qué era lo siguiente que querían lograr, y ella respondió que cuando no está en la montaña, lo siguiente es volver a casa y ocuparse de las labores domésticas como madre y esposa».
En ese momento, Jim percibió una suerte de «glass ceiling», que quiso aludir y cuestionar en su pintura. «Glass ceiling» es una expresión coloquial en inglés que alude a las barreras sociales invisibles que impiden a las mujeres ser promovidas a los cargos más altos en diferentes rubros laborales. También puede referirse a la discriminación hacia otras minorías.
Técnica
De modo que el cuadro se tituló «Hasta la cumbre, chicas» (óleo sobre lienzo, 72 x 60 pulgadas), donde se observa a una de las cholitas subiendo a la cumbre, tomando una cuerda que sostienen también por detrás las nuevas generaciones de niñas, mientras juntas buscan cumplir la meta de escalar hasta la cima del Monte Everest. El brillo de su técnica al óleo también resalta, y las esferas rosáceas flotantes le otorgan un aire de fantasía a la ocasión. «Esta pintura tiene que ver con el poder del espíritu femenino. Contra todo pronóstico cultural en un campo dominado por hombres», comentó el artista en su Instagram, @drillboney.
Los lemas de varias de sus obras son de ese tipo (p. ej., «sueña en grande»), apuntando su cercanía con los devenires minoritarios en el campo social y encontrando motivos para reflejar la realización del potencial humano. Esto también es visible en uno de los retratos con los que hizo noticia en 2022; nos referimos al que hizo de la danzarina y coreógrafa Camille A. Brown, captada en una postura clásica de ballet. Brown se convirtió en la primera mujer negra en dirigir y coreografiar una producción en Broadway en 70 años, acontecimiento que nuestro artista quiso enmarcar. La obra se convirtió en parte de la prestigiosa colección permanente en el Hall de la Ópera Metropolitana.
A modo de epílogo
Jim tiene algo de personaje extraído de una novela de Jack Kerouac, una especie de linaje que lo une con la generación de los beatniks, excepto que en su caso se ha fusionado con las influencias de la literatura de superación personal. Él es consciente de su lugar y rol social: el de un hombre adulto, blanco y del primer mundo, básicamente en lo más alto de la esfera social, que además tiene el valor agregado de ser artista. Pero sus causas y aquello que lo mueve en el arte van de la mano con la línea de fuga que trazó en su vida, y como alguien dijo, todas las fugas llevan al Sur. McKeon pinta con un estilo que tiene algo de publicitario, pero es solo un recurso para llamar la atención, puesto que su causa tiene que ver con visibilizar a las minorías.
Actualmente se pueden encontrar algunos de sus cuadros en las salas de Kiosko Galería en Santa Cruz, y está representado en Estados Unidos por la 5 Points Gallery en el centro de Durham.